Crónica del triatlón distancia Ironman que disputó Juan Trueba en Octubre de 2015, y en la que él mismo nos relata desde el comienzo hasta el final de esta aventura
III IBERMAN LARGA DISTANCIA
Comenzaba el 2015 y andaba pensando que retos esperaban para este nuevo año, y este sería ya, el de hacer mi primera maratón, en Valencia, allá por el mes de noviembre, la prueba reina del atletismo. Es decir, que hasta finales de verano no había que entrenar de forma más especial. Pero una tarde me encuentro con José Pozo, del club donde corro en Albacete y me dice, que sus amigos de Granada, se han apuntado a un Ironman (esa palabra ya ronda por mi cabeza durante todo este año y sus distancias: 3,8 Km nadando en mar abierto, 180 Km en bici de carretera y 42 Km una maratón para terminar). Él, también se apuntaría, ya que quería nuevos retos, necesitaba algo más que un maratón, había hecho 4 en 2014. Yo le digo que para eso hay que prepararse mucho, y que yo haré mi primera maratón. Pero mi cabeza seguía dándole vueltas a eso y después de más de un mes pensándolo me apunto, ya que consideraba que si no iba así, con un grupo de gente, yo solo no me animaría a un reto como este. Además sería el 3 de Octubre, por lo que tenía el verano para entrenar, que es cuando a mí más me gusta hacer deporte.
En esos momentos comienzo a recabar toda la información acerca del Ironman: material necesario, entrenamientos (el que recomendaban desde la organización, para acabarlo empezaban desde enero y ya estábamos por Febrero) alimentación en carrera (fundamental y que luego fue mi debilidad en la prueba), y muchas cosas más.
En esos meses que van desde Febrero hasta Julio yo intentaba, nadar 2 veces por semana, correr 2 otras dos veces y los fin de semana, hacer alguna carrera popular que me gustara ó salir con la bici, siempre intentado compaginarlo con el Futbol 7 del pueblo. En verdad, no he seguido ningún plan de entrenamiento específico, como nunca los he seguido. Pero sí que tenía un plan del propio Ironman, el cual adaptaba a mis posibilidades y sobre todo tiempo. No hay que olvidar que todos los planes hay que adaptarlos a tu vida, horarios, y capacidades físicas. Esa es una de las razones por las que yo en verano, que fue cuando mas entrene, nunca acabe hastiado ni física ni sobre todo psicológicamente, porque hacia lo que me gustaba (como he hecho en años anteriores, sin entrenar ninguna competición) y lo organizaba a mi manera, obviamente en este año intentaba hacer más tiempo y kilómetros. En Marzo hice por primera vez en mi vida más de 80Km en bici y en Mayo superé los 100Km. De esto partíamos y tenía que hacer en la prueba 180Km y después una maratón.
Pero todo no fue tan sencillo, a finales de Marzo tengo problemas en las espalda y me tienen que colocar 4 lumbares (de 5 que tenemos) que tenia fuera de sitio, lo que me impide nadar durante algo más de un mes. Pero aun quedaba lo peor, cuando en el partido de las fiestas del pueblo de futbol 7, de una patada, sufro una rotura de gemelo (algo que no me impidió darlo todo en La Romería, jejeje, aunque luego estuve unos días sin caminar), algo de lo que me entere después de más de un mes parado, porque siempre que corría tenía dolores. Finalmente me hacen pruebas y me diagnostican la rotura de gemelo y comienzo las sesiones de rehabilitación, del 08 de Junio hasta el 20 de Julio. Durante todo este tiempo solo podía nadar (cuando me dejaba la espalda) y hacer bici, ahí no me dolía la pierna.
Así fueron los entrenamientos hasta Julio donde aparte de las lesiones, tenía que trabajar, escuela oficial (Ingles y Francés), etc, vamos que tiempo no tenía mucho. Cuando más aproveche fue en agosto que tuve 23 días de vacaciones y ahí sí que intente hacer cada día bicicleta y correr ó bicicleta y nadar, menos los fines de semana. En estos días, estreno nueva bici de carretera, que me vendrá genial para superar este reto, ya que la anterior ya había prestado un gran servicio y era hora de cambiarla.
Participé en alguna carrera popular y algún triatlón con los miembros del BMT Casas de Ves. Ya en el mes de Septiembre vuelta a la normalidad y mantenerse, ya no disponía de tanto tiempo.
Dos semanas antes del Ironman, fui a la playa a nadar por primera vez con el neopreno que debíamos usar en la prueba, y la verdad las sensaciones no fueron buenas. Con el neopreno bien, pero la mar estaba algo revuelta y salí mareado los dos días a pesar de haber tomado Biodramina para el mareo.
Pero bueno, ya solo había que esperar a tener suerte el día de la prueba y que el mar estuviera tranquilo. Y el último fin de semana antes de la prueba, llega el último inconveniente, salí a rodar con la bici para probar unos nuevos acoples de la bici y luego a correr un poco y todo fue bien, pero desde el sábado por la tarde me da un dolor en la parte posterior de la rodilla derecha que se agudiza el domingo y no me deja caminar. Esa semana voy al fisio y me dice que es del menisco, posiblemente por una mala postura en la nueva posición de la bici, durante toda esa semana tomé antiinflamatorios y tengo molestias.
Y por fin llega el viernes, día anterior a la prueba, donde muy temprano Víctor Garcia Díaz (que ha sido parte importantísima en el viaje, competición, etc, y que me ha ayudado mucho a superar este reto) y yo, partimos hacia el Algarve portugués para llegar al medio día e instalarnos, donde sería la competición. Ese día toca recoger el dorsal,
montar y poner a punto la bici para dejarla en boxes, preparar la bolsa de la transición 2, donde tenía que poner zapatillas, equipacion y todo lo que necesitaría para la maratón, ya que había que dejarlas a 18Km, en Ayamonte (me cambie completamente de equipaciones en el ciclismo y en la maratón), y preparar todo lo necesario para un avituallamiento que teníamos en el kilómetro 82 de la bici, donde yo deje (3 sándwiches de pavo y queso, 1 bidón de agua con recuperador, higos secos, una Coca Cola y una cámara de aire de repuesto).
En una prueba de resistencia como esta y con tres deportes totalmente diferentes, cada detalle es importantísimo, ni que decir tiene el entrenamiento previo, pero la hidratación, alimentación, y que todo lo que se utilice: calzado, bici, ropa, alimentación haya sido probado con anterioridad. Aun así, nada de esto te garantiza el terminarlo, una rozadura, una mala asimilación de los alimentos, cualquier tirón muscular, puede llevar al traste toda la prueba y tener que retirarte. Otro detalle que no quiero pasar por alto es el plano mental, son muchas horas de esfuerzo en solitario, con momentos buenos pero otros difíciles, en los que la cabeza juega un papel fundamental, quizás más que el físico.
Después de la típica cena de pasta que tuvimos el viernes noche, con los compañeros de Granada, que también disputarían el Ironman. Me dispuse a intentar dormir, cosa que me costó muchísimo, algo que ya imaginaba yo que podía pasar, por la cercanía de algo que había estado preparando durante meses. Ya llevaba unas noches antes sin poder dormir bien, porque no paraba de dar vueltas a todo lo que tenía que preparar y que cosas dejar en cada una de las transiciones, para que todo estuviera en el lugar correspondiente y no se olvidara nada.
Y por fin llegó el gran día, a las 5:00 de la mañana (con bastante sueño porque me había dormido hace poco) suena el despertador. Bajo a desayunar con los otros compañeros y nadie había dormido casi nada esa noche, era lo lógico. Después de recargar energías, vamos a boxes a comprobar que la bici estaba en perfectas condiciones y dejar todo lo necesario para la prueba de bici: bidón de agua, ropa, dorsal, etc. Vuelvo a la habitación, y empiezo a ponerme el traje de luces, me embadurno bien de aceite corporal para evitar cualquier tipo de roce y me coloco el neopreno (eso sí, la primera vez del revés, la prisas y los nervios), no sin la ayuda de Víctor para subirme la cremallera, y nos vamos a la playa donde a las 7:30 comienza el Ironman. Los momentos previos charlamos todos los compañeros, a todos se nos antoja que las boyas están muy lejos, en verdad la última ni se veía, jejeje. Nos deseamos muchísima suerte y quedamos para cenar, ya que estaríamos todo el día deambulando entre Portugal y España.
A las 7:30 suena una bocina y empieza el tan esperado y temido Ironman. Salimos corriendo de la playa, dejando a los que tenían prisa que se adelanten, tenemos todo el día para competir, así evitamos golpes innecesarios y comenzamos a nadar en el Atlántico.
La verdad, hay que decir que no hacia frio y el mar estaba bastante calmado. Hasta el primer giro de boya a 400m, estábamos todos muy juntos pero fui muy bien, yo siempre intento alejarme del resto para no recibir golpes indeseados. Pero cuando giramos la boya, que ya creía que me había escapado de los golpes, se me echan encima 4 y empezamos a nadar todos en el mismo metro cuadrado, después de varios golpes repartidos y recibidos, me descolocan las gafas y paro para ponérmelas bien y separarme de ese grupo. A partir de ahí empiezo a ver las medusas más grandes que nunca había visto y por suerte, llegamos a un pacto yo no las toco ni ellas a mí, pero claro a partir de ahí cada roce con cualquier nadador ya creías que era una medusa. A los 36’:15”salgo a la arena corro unos 30 metros y de nuevo al agua, para afrontar los últimos 1.900 metros en los que nade cómodo y solo, hasta que me di cuenta que otros dos nadadores nadaban a pies míos para aprovechar mi esfuerzo, como no me gusto el plan paré me aparte a un lado y los deje pasar, en seguida los volví a adelantar pero esta vez no les deje ponerse a pies. Habían pasado 1hora y 13 minutos y salía del agua con muy buenas sensaciones.
Tras un paseíto por la arena de la playa y la pasarela de madera que te llevaba donde estaban las bicis, por la que voy charlando con Víctor mientras me iba quitando la parte de arriba del neopreno, llego a la T1 donde me lo quito del todo y me pongo la equipación de ciclismo del BMT Casas de Ves, con todos sus bolsillos llenos de sándwich, almendras e higos secos, y en 5’:44” estaba montado en la bici, donde me esperaban 180 Km.
Mientras me voy ajustando en la bici, en el kilometro 2, veo que otros ciclistas habían girado por una rotonda hacia la izquierda, pero yo estoy seguro que es recto y continuo, me preguntan y les digo que están equivocados, creo que todos me siguieron al final o eso espero por su bien. En el kilometro 3, empieza 1 kilometro de pavés que es muy desagradable donde incluso luego descubro que pierdo algún sándwich de tanto traqueteo, ya salimos del pueblo y nos adentramos por las carreteras portuguesas unos 120 Km que fueron los más duros de la parte de la bici, con el aire pegando casi siempre de frente, carreteras no muy bien asfaltadas y un terreno muy muy pestoso, donde no parabas de subir y bajar, intercalados con algún puertecillo. Así van pasando los kilómetros, siempre solo (recuerdo que en la modalidad Ironman no puedes ir en grupo ni a rueda de nadie). Es una de las cosas que me gusta de esta prueba, aquí se ve realmente la capacidad física de cada uno, no te puedes aprovechar del esfuerzo de nadie. Intento ser muy riguroso con la alimentación e hidratación, pero cuando llevaba 3 horas de bici, mi estomago ya no asimilaba más comida y estaba hinchadísimo por lo que deje de comer barritas y sándwich, no me entraba nada más que higos secos y almendras fritas. En el avituallamiento del Km 82, donde estaba la bolsa que habíamos dejado preparada por nosotros me vuelvo a llenar el maillot de comida, la cual ya casi no probé, porque no me entraba nada e iba bien y me bebo la Coca Cola, que por cierto no me gusta, pero ya lo había probado para el Ironman y esta si me sienta genial.
Después de una bajada hasta el embalse de Pomarao, en el km 105 entramos en España, que nos recibe también con unas largas cuesta, pero hay el asfalto ya era bueno y yo iba muy bien. Durante el resto de kilómetros hasta meta voy adelantando muchos ciclistas, e incluso me iba frenando porque iba muy alegre y aun quedaba una maratón. En todo el trayecto de la bici la verdad que fui regulando muchísimo los esfuerzos, fui muy cómodo siempre. En el avituallamiento del km 110, tengo una sorpresa y veo que allí se encuentra Víctor, hablamos y le digo que voy bien porque estaba recuperando las buenas sensaciones del estomago y el menisco ya no me dolía, me había hecho efecto un antiinflamatorio que me había tomado un poco antes
Aunque no nos dio el aire a favor, como nos dijeron que ocurría habitualmente por esa zona, pero los últimos 60km fueron muy rápidos y yo me encontraba muy bien, pero es verdad que los 120 km primeros fueron bastante duros. Pero aun quedaba una gran sorpresa en el sector de la bici. En Ayamonte los últimos 300 metros antes de la transición 2, había una rampa tremenda, la verdad, me dio por reír y decirle a la gente que allí se encontraba, que era una bonita sorpresa después de 6 horas y 28 minutos sobre la bici, nos reímos todos un rato, ¡qué vas hacer!, hay que tomárselo con humor, pero ese final no pintaba nada allí.
Pasado el susto, comienzo a quitarme la ropa de la bici y me da una rampa en la pierna derecha, con lo que me estiro totalmente en el suelo y logro que no vaya a mayores. Me pongo las zapatillas, la ropa de correr y a por la Maratón. Donde dicen muchos que realmente empieza el Ironman, (vamos que las 7h:40´que llevaba era el calentamiento, jejeje), pues nada sobre las 15:20 (horario portugués), hora de echarse la siesta. Orino la primera y única vez en todo el Ironman y comienzo a correr. Los primeros kilómetros no sabes ni como corres, las piernas están corriendo pero parece que siguen pedaleando, aunque los primeros 14 km mi ritmo medio era a 4’:45”, e iba cómodo. Eran los kilómetros más entretenidos desde Ayamonte al lugar de la meta, pasando por el puente internacional del Guadiana, tras varios avituallamientos y adelantar a algunos participantes, me dan mi primera goma (para controlar las vueltas, había que conseguir 4). Los cuádriceps me quieren estallar e intento estirarlos, pero entonces los isquiotibiales también se revelan y decido no estirar más y relajar mucho el ritmo, continuo hasta casi donde luego sería la meta (kilometro 18), donde comenzaba un circuito de 3 vueltas de unos 8 Km, y a partir de ese momento comienza lo peor. Circuito de ida y vuelta no muy bonito, cruzándote con todo el mundo, en el que te das cuenta de que tú no eres el que peor vas (se llega a convertir en un paseo de cadáveres corriendo-caminando) yo también alterno ratos corriendo y andando. Desde la primera vuelta al circuito, vuelvo a ver a Víctor de nuevo, que se ha colocado en la mitad de ese circuito y que es de grandísima ayuda durante toda la maratón incluso acompañándome en tramos. Todos los músculos de las piernas los llevo a punto de darme un tirón (casualmente me dolía todo menos el menisco que tenia tocado), y la barriga comienza a dolerme. Van pasando los kilómetros y consiguiendo mis pulseras en las vueltas, pero llegado el kilometro 34, todo empeora, porque entonces me da diarrea, porque me sienta mal la alimentación, aunque todo lo que comí en el Ironman lo había probado antes, pero tanto esfuerzo pasa factura. No podía correr, los dolores de barriga me lo impedían. Por suerte quedaban 5 horas para el cierre de meta y “solo” me quedaban 8 Km, tengo que ir al baño y en seguida voy otra vez. Ya había anochecido, aquí Víctor me acompaña durante estos últimos kilómetros siendo de grandísima ayuda psicológicamente ya que vamos conversando y cruzándonos al resto de participantes, cada unos con sus problemas. Por fin, llegan los últimos metros y cruzo la meta, después de 13 horas 03 minutos y 35 segundos, sintiendo unas sensaciones que no olvidaré nunca, había conseguido terminar este gran reto.
Y para terminar, la niña de la derecha de la foto, que sujeta la cinta, no me la daba y después de unos pequeños tirones con las pocas fuerzas que me quedaban, apenas si me dejo levantar la cinta un poquito, jejejejejeje, (se pensaría que me la quería llevar para los Pinos al pueblo).
Sé que es un poco largo, pero creo que lo tenía que contar de esta manera, porque este reto no se puede explicar solo, con lo ocurrido en el día de la prueba.
No quiero dejar pasar la oportunidad, de dar las gracias a tod@s aquellas personas que me han apoyado, animado y sobre todo aguantado, durante este tiempo. Sin que nadie se enfade, en especial a dos: José Pozo Villegas, sin él, nunca me hubiera planteado ni siquiera, emprender un reto como este y Víctor García Díaz, por todos los entrenos que hemos compartido y su apoyo fundamental durante toda la prueba, ambos, amantes del deporte, pero mejor aún, grandísimas personas.
Juan Trueba Valera